Pronto era poco, me levante como un flan y
me puse el traje (eso si, sin corbata) y me dispuse a cerrar la maleta. Eran mas o menos las
4 y pico de la mañana y tenia todo bajo control, salí por la puerta y me dirigí al
aeropuerto, tengo un vuelo a las 6 y algo de la mañana y no se me pasa por la cabeza llegar tarde.
Odio Ryanair, es cierto, pero nadie tiene vuelos tan baratos, además
quien necesita comodidad un día como este... Ya he pasado el control policial y al ver la super cola de gente en mi puerta de embarque, me coloco al final y comienzo a
hojear el libro que me he llevado. Quedan unos 30 minutos para que abran.
El vuelo se hizo corto, y hemos llegado unos 15 minutos antes de lo esperado, así que intentare coger el
maldito EasyBus anterior al que se supone que tengo que coger. El conductor me acepta entre sus pasajeros y me planto en Baker Street
1 hora antes de lo que había planificado, así que con la calma voy andando todo
Marylebone Street de Este a Oeste, haciendo tiempo, nervioso y cansado.
Me coloco en un hueco, resguardado del viento y
tomando un café hirviendo justo debajo del edificio donde tengo que entrar en
apenas 30 minutos. Miro el reloj sin parar, intento llamar a B y de vez en cuando imagino
como seria todo después de la cita de hoy.
Hoy es día 15 de Junio de 2012 y tras 3 largas entrevistas, varias salas de espera y algún que otro aguacero infinito,
salgo del edificio donde ahora mismo me encuentro un año después, con la esperanza de recibir la llamada que me haga
venir aquí definitivamente.
Esa llamada llego algunos días después, pero ese momento de incertidumbre en la capital inglesa fue
un día como hoy hace 365 días. Parece mentira, pero ya ha pasado
un año desde aquella lluviosa mañana de Junio.
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Sentado con B, en un banco en el Green Park, un domingo cualquiera |