Una vez allí bajamos cerca de la orilla del río por Embankment, hasta el puente que cruza el Thames, en la estación de trenes. Las vistas desde el puente son espectaculares, de día y de noche. Tras cruzar a la otra orilla, pasamos un rato perdiendo algunas libras en las maquinitas del salón de juegos chorras que hay entre el McDonald's y el Aquarium de Waterloo.
Después de eso, cruzamos por el puente de Westminster, con el Big Ben iluminado a nuestra izquierda y subimos hasta Trafalgar Sq. y Oxford para volver con nuestro querido 98. No importa cuantos paseos demos por la ciudad, siempre hay cosas tremendas por descubrir!
Vistas del London Eye y el Parlamento desde el Waterloo Bridge |
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